“Atrápame Si Puedes” Parte 4

Por Steven Miller

La última gran demanda contra el sistema de escuelas públicas del sur de Nevada respecto al tratamiento a los estudiantes autistas no verbales parece estar llegando a un punto crítico.

La demanda Hurd et al v. Clark County School District et al fue presentada en agosto de 2016, casi un año después de que la historia subyacente llegara a las noticias en 2015.

“El diario Las Vegas Review-Journal informó que “Un maestro de educación especial del Distrito Escolar del Condado de Clark enfrenta cargos por abuso, luego de que sus colegas informaron que golpeó y arrojó a un estudiante autista incapaz de hablar.”

“Los abusos sucedieron por varios meses, según una investigación de la policía escolar”, continuó el informe del RJ.

Ahora, más de tres años después de los incidentes iniciales de la Escuela Primaria Forbuss, se han presentado múltiples declaraciones en la demanda contra el CCSD; contra el director de Forbuss, Shawn Paquette; y contra el maestro de niños con autismo del primer año, James Doran.

El tema en cuestión es el trato a tres niños, designados en la demanda como M.H, L.M.V. y SS. Demandando al distrito escolar están sus padres: Brook y Geraldine Hurd, Luis Villalobos y Olivia Espinoza, y Zekrollah Sanaei y Elham Eghdamian.

Liderando el equipo de defensa del CCSD y de Paquette, pero no de Doran, están Mark E. Ferrario y Kara B. Hendricks, de Greenberg Traurig. Ferrario ha estado defendiendo al distrito en demandas por abuso infantil al menos durante los últimos 14 años.

En representación de Doran está Trevor J. Hatfield, de Las Vegas.

La última fase de este caso se inició el 20 de julio, cuando el CCSD solicitó al Tribunal de Distrito de los EE. UU. para el Distrito de Nevada, donde se está procesando el caso, una sentencia sumaria parcial, desestimando seis de las reclamaciones de los padres o las causas de acción, contra el CCSD y Paquette.

El 10 de agosto, los abogados de los padres, Marianne C. Lanuti de Henderson, Peter W. Alfert, Ian A. Hansen y Todd Boley, todos de Alameda, California, presentaron su respuesta.

Se afirmaron las múltiples tergiversaciones de hecho por parte de los abogados del CCSD.

El expediente del distrito declaró que Paquette y el distrito no eran responsables por los abusos sufridos por los niños a manos de Doran, porque:

…no hay evidencia de que Paquette no haya tomado acción después de recibir informes de daños a cualquiera de estos demandantes. No hay evidencia de que Paquette haya sido informado de ningún maltrato a MH o LMV por parte de Doran antes del 29 de abril de 2015, después de lo cual ninguno de los dos sufrió daño alguno, y no hay evidencia de que Paquette haya recibido ninguna notificación de mala conducta por parte de Doran dirigida a SS hasta después del arresto de Doran.

Por el contrario, dice el expediente de los demandantes que Paquette “fue informado personalmente de al menos ocho incidentes separados de estudiantes de Doran que fueron maltratados físicamente durante meses antes de que Paquette finalmente notificara al distrito, el 29 de abril de 2015”, luego del reporte que le hizo la nueva asistente especializada en programas de enseñanza en la clase de Doran, Carolina Gallardo.

Al menos nueve testigos (continúa el informe) han descrito la mala conducta del ex maestro del CCSD Doran con sus estudiantes autistas no verbales en la FES, que incluyen abofetear, agarrar, arrastrar y tirar a los estudiantes, levantar a los estudiantes por el pelo, golpearles contra las paredes y las sillas, jalar y/o levantar a los estudiantes por su ropa u hombros, pisarles los pies para inmovilizarles, pisarles las piernas y forzarles a ejercitarse.

Aún no está claro quién decidirá los hechos reales del asunto. Si, en última instancia, el caso se lleva a un jurado, quien será el que constate los hechos, como exigieron los padres tanto en la versión inicial como en la segunda versión modificada de su reclamación.

Sin embargo, el CCSD generalmente intenta evitar juicios por jurado y, en cambio, trata de alcanzar arreglos financieros con los padres en acuerdos que incluyen disposiciones de confidencialidad, evitando así que estas acusaciones de demandas contra el distrito sean del conocimiento público.

Y como los padres deben pensar primero en el bienestar de sus propios hijos, y los costos de luchar contra los abogados del distrito escolar, financiados con fondos públicos, pueden ser altos, los padres consideran seriamente cualquier oferta financiera que se les ofrezca.

James Doran, el maestro del primer año sujeto principal de la demanda, descrito por los demandantes como un fisicoculturista y levantador de pesas de 240 libras, fue contratado por el CCSD en agosto de 2014 y asignado para enseñar en un aula autocontenida de niños con autismo en la escuela Forbuss Elementary.

Un maestro novato sin credenciales para la educación especial

Según una declaración de Doran presentada ante el tribunal por los demandantes, Doran nunca había sido profesor en un aula. Recientemente se había mudado a Nevada desde Nueva York donde le habían expedido una licencia general de educación elemental.

Por lo tanto, un punto importante y controversial en la demanda es si la colocación inicial misma de Doran por parte del CCSD en el aula de niños con autismo fue ilegal.

La solicitud del mes de julio del CCSD para una sentencia sumaria parcial había argumentado que, “Aunque Doran no estaba certificado para enseñar a estudiantes de educación especial, a través del programa Ruta Alternativa a la Certificación (“ARC” por sus siglas en inglés) de Nevada, él fue aprobado por el estado para enseñar a estudiantes en el espectro del autismo durante un período de tres años, mientras cursaba los estudios universitarios requeridos en educación sobre autismo y en derecho constitucional y escolar.”

No obstante, los abogados de los padres respondieron, y el CCSD reconoció, que Doran no estaba de hecho, “cursando los estudios universitarios requeridos.”

Aunque Doran efectivamente había solicitado obtener una licencia de educación especial a través del programa de postgrado en UNLV, él no había sido aceptado. Sus recaudos académicos de Nueva York carecían de los “requisitos previos suficientes de educación general” requeridos por la Facultad de Educación de UNLV.

De acuerdo con el expediente de los padres, Doran había informado al CCSD de su rechazo y, aun así, fue asignado por el distrito como maestro en el aula de niños con autismo de la escuela primaria Forbuss.

“Doran reconoce”, continúa la respuesta de los abogados de los padres, “que no podía enseñar a ningún estudiante de educación especial si no estaba inscrito en un programa para obtener una certificación de educación especial y admite que nunca se inscribió en ese programa.”

Sin embargo, el CCSD ha argumentado recientemente que, aunque “es cierto que Doran no cumplió con el requisito” para el empleo como maestro de educación especial, “este hecho es irrelevante, porque Doran no enseñó más allá de ese año.”

En otras palabras, porque él fue despedido por una causa justificada.

Muchos de los argumentos del CCSD de que Doran cumplió con los requisitos estatales para administrar un aula autocontenida de niños con autismo, son técnicos y cuestionan la interpretación de los demandantes de las leyes y las regulaciones estatales dentro del código administrativo del estado.

Tal parece que desde principio Doran sabía que estaba muy lejos de las capacidades requeridas. Pero incluso informando de su inadecuación a Paquette, se le mantuvo en el cargo.

“Durante el año escolar 2014/2015”, reportan los expedientes de los demandantes que “Doran rápidamente se sintió abrumado por el comportamiento de sus estudiantes autistas y se dirigió al director Paquette en varias ocasiones para informar que no podía manejar el comportamiento de sus estudiantes y para el 27 de octubre de 2014, Doran informó al Distrito que necesitaba ayuda “desesperadamente” y que se sentía “perdido”.

Se citan como fuentes de ese alegato dos de las seis declaraciones de Paquette que los demandantes presentaron ante el tribunal, junto con otras 31 declaraciones, muchas de ellas de ayudantes y maestros que fueron testigos del maltrato de Doran hacia los alumnos autistas de cuarto grado.

Tres de las declaraciones son de mujeres que, según los demandantes, carecían de capacitación o experiencia con estudiantes autistas, pero a pesar de ello, el distrito escolar las había asignado como asistentes en el aula de niños con autismo con Doran.

Según el abogado del demandante, ninguna de las asistentes entendía lo que era una “intervención aversiva”, por lo que ninguna de ellas reconoció ni denunció la conducta indebida de Doran, aunque cada una de ellas solicitaría una transferencia del salón de clases de Doran antes de la finalización del año escolar.

No fue sino hasta marzo o abril de 2015 que se colocó en el aula a una persona con algún entrenamiento o conocimiento significativo sobre el autismo: Carolina Gallardo, una asistente especializada en programas de enseñanza.

No solo tenía un título de pregrado universitario en educación especial y capacitación previa para trabajar con estudiantes autistas, sino que ella también tiene un hijo autista.

Sabiendo que la ley de Nevada obliga a informar sobre intervenciones aversivas y prohíbe su uso, excepto en condiciones de emergencia, Gallardo acudió al director Paquette a primera hora de la mañana del 29 de abril y reportó que dos días antes había visto a Doran abofetear a un estudiante autista que aparentemente había intentado arañarlo, y también lo vio tirando del pelo de una segunda estudiante, que tenía su cabeza recostada en el escritorio y no prestaba atención.

De acuerdo con los registros de la división de Relaciones de la Administración de Personal (EMR por sus siglas en inglés) del CCSD, Paquette y el Sub-director Jerrell Hall llamaron al EMR a las 9:06 am, informando que una “asistente” les había “dicho que (Doran) había estado utilizando intervenciones aversivas con los estudiantes de manera inadecuada durante todo el año y que ella y otro personal de apoyo querían reportarlo ahora.”

Una deducción fácil de esa frase en particular podría ser que las asistentes no entrenadas e incluso Gallardo, habían estado de acuerdo en seguir siendo cómplices de Doran, pero que “ahora” querían aclarar todo, y que Paquette y Hall no sabían lo que Doran había estado haciendo.

El hecho de que se deseara tal inferencia también podía hacer creíbles las siguientes palabras de la directiva de Forbuss al EMR: “Dejen de hablar con la asistente, nosotros estaremos pendientes de ella.”

Y, de hecho, eso sucedió: en junio, Gallardo se encontró siendo sujeto de una “investigación disciplinaria” conducida por Paquette por no haber informado antes de la mala conducta de Doran.

Pero Gallardo no aceptó nada de eso, le dijo a Paquette: “No fui uno de los empleados que decidió mirar hacia otro lado y fingir que no escuché ni vi nada; yo fui la voz de esos niños sin lenguaje verbal.”

¿Y qué hay del propio Paquette? Los abogados de los demandantes citan numerosas declaraciones para sugerir que, entre los empleados destacados del distrito que miraban para otro lado durante el año escolar, estaba el propio director de la Escuela Forbuss, Shawn Paquette.

Esas declaraciones son el tema del próximo informe del Nevada Journal.

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